jueves, 11 de diciembre de 2008

PUTO INVIERNO, leyendo mucho y navegando poco

Con esta rachita que llevamos de mal tiempo, frío, lluvia, regatas suspendidas, etc.... los fines de semana he retomado en casa la lectura de libros de nuestro tema favorito.
Además de releer y disfrutar"Una regata de locos" (edit. Juventud), sobre la primera regata de Vuelta al Mundo en solitario y sin escalas (Sir Robin, Moitissier, Tetley y compañía), estoy leyendo ahora "Mar Remoto" de Derek Lundy, un canadiense que narra la Veende Globe 1996-97, edición bastante dura que se llevó la vida de su compatriota Gerry Roufs y como recordareis algunos, casi la de Tom Bullimore, Raphael Dinelli, o Thierry Dubois. Además de hablar de la regata en sí, el autor aprovecha para hablar de muchos aspectos de la navegación en general y oceánica en particular de una manera más sencilla y explicativa de lo habitual.
Como ejemplos, una explicación sobre el viento y una descripción de lo remoto de las aguas del Atlántico Sur:
"El viento es un flujo de aire que va de la areas de alta presión a las de baja, descendiendo por la pendiente, o gradiante, de las presiones. Es exactamente el mismo proceso que el del agua que corre de alturas mayores a menores. Cuanto más empinada sea la pendiente, más deprisa se moverá el aire y más fuerte será el viento."
" En el océano del sur está el punto del planeta más alejado de tierra firme. Es equidistante de la isla Pitcairn, último refugio de los amotinados de la Bounty, y del cabo Dart de la Antártida; está a 1.660 millas de ambos lugares. Muchos de los barcos de la Veendé Globe navegan cerca de él, o incluso, por azar, hasta pasan por él, de camino al Cabo de Hornos. Sólo unos cuantos astronautas han estado más lejos de tierra firme que quienes se encuentren en un barco en esa posción. Pero ni siquiera así se hace uno idea de lo remota que es esa parte del planeta. Algunos marinos llaman a una gran área del océano del Sur "el agujero". Está tan lejos que ni la aviación de larga distancia puede llegar allí y volver a tierra. En los mapas confeccionados cuando los europeos no habían penetrado todavía en grandes extensiones de territorio, los cartógrafos rotulaban los vastos espacios desconocidos como "hic sunt dracones" (aquí hay dragones). Esta profecía, hecha con tanta seguridad, de peligros impredecibles y temibles es válida todavía para el Océano Sur."
En fin, no deja uno de alucinar con las proezas de los navegantes solitarios, y se imagina más facilmente sus dificultades y padecimientos desde casa, leyéndolo mientras el granizo golpea las ventanas y el viento silba con furia. Os recomiendo que os animeis con alguno de estos libros, buen complemeno para el seguimiento internauta que espero que esteis haciendo de Unai y Chuni en sus respectivas "aventuras".
Buen viento y mar llana

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